Ahí va, dulce ninfa nadando por aquel azul infinito, paisaje fecundo, mágico, puro y a la vez vivo. Basta una brazada para descargar la pena, la queja, la inconformidad, la furia. Basta otra brazada para sentirse libre.
Mujer de océano. Mujer de mar. Mujer de río.
Voy río adentro, abrazando peces, criaturas de aguas dulces, de aguas turbias y confusas.
El agua
Musa rivera del sur, hambrienta y deseosa de verte calma chica en su noche profunda, de olores nuevos, de tiernos vientos de un este lejano me delatan tu dulce misterio.
textos del agua
Tardía hora de la noche, navega tu alma bajo la luna amarilla, piadosa y ansiosa de ver tu pez espada nadando contra-corriente revuelta por ser tan lejana, por ser tan amada.
Amarrada a tu viento norte nado a toda marcha deseosa de verte nacer
Escuchar el río
El rumor del río entra por las venas en oleadas. Sube y baja por el cuerpo. No duerme, no calla, no cesa.
Ya no puedo escapar.
Me entrego.
Me dejo ir.
textos de la tierra
Tierra Madre,
Pachamama,
tierra Roja,
furiosa,
herida,
fértil,
seductora,
pura,
protectora,
inagotable.
Muy abajo,
muy adendro,
en lo más oscuro,
en lo más profundo
descubro el tiempo
de sus secretos.
La tierra,
el agua y
sus seres,
criaturas construídas
de la memoria y el olvido;
se mueven se trasladan,
se transforman,
y flotan delatando
su misterio.
En la Tierra,
la vida sucede,
simplemente
sucede.
Origen
Antes del orígen
Ampatú, en quichua significa sapo. En muchas de las obras correspondientes a la serie orígenes americanos ademas del pez, el sapo forma parte de un relato que apunta a nuestros orígenes americanos donde éste anunciaba la lluvia, es decir la fertilidad de la tierra, los buenos augurios, la vida, también la muerte...etc
En esta búsqueda personal de reinventar algun relato de nuestros orígenes, fueron surgiendo estas imágenes que se desplazan en la tierra, en el agua, a modo de juego, de suposiciones, en tiempo y en el espacio. Todos ellos anuncian de alguna manera la llegada de un nuevo ciclo. Un nuevo relato comienza.
nacer de a dos
Algunas Críticas
El carácter artesanal y el buen oficio contribuyen al hacer de esta joven artista, que sin embargo va por más. Los motivos americanos de su obra se instalan superando el espinoso tema de la diferencia entre lo meramente decorativo y lo ornamental. En efecto, dado el carácter icónico que esto último confiere a las obras, tanto sean pictóricas, (como en este caso), cestería, cerámica o textiles, les permite superar la dudosa categoría de lo meramente "bien hecho".
Lo constructivo, que anima cierta geometrización, tiene anejos ribetes antropológicos y zoomórficos que tienden a esa unidad que Torres García encontraba en la base del universo y "tendria que estar en la base de nuestras obras".
La obra de la artista con interesante veta informalista, integra un incipiente imaginario que propone interesarse por su obra, sin duda prometedora.
Osvaldo Mastromauro, Miembro de la Asociación Argentina e Internacional de Críticos de Arte.
Crítica
La traviesa sombra de Xul Solar, de mano de la otra, la dulcificante de Paul Klee, recorren en puntas de pie y muy divertidos, los asombrosos paisajes plásticos de Leticia Prone, quien los ha inventado gracias a sus conocimientos y asu instinto, y asimilado en su creación alegremente poétic a, debidamente encauzada por los senderos de la más frondosa innovación, una especie de juego sobrenatural y fantástico, y varias manifestaciones de esa misma capacidad creadora, que casi no recorre límites, y que sorprenden por su inventiva, su poder de mutación y su originalidad. Hasta los nombres que la novel artista ha dado a sus trabajos, suenan como novedosos, como inéditos, como colmados de una peregrina inventiva: llama a sus cuadros con neologismos exóticos, que derivan de una profunda indagación interior, de una búsqueda para las interrogaciones esenciales en la condición humana proyectadas a paneles de imaginación, de suprarrealismos, de mundos no del todo ajenos pero sí tranquilizantes en lo que, en sus claves son las antípodas de lo cotidiano, se dan cita los mundos de la magia, de la invención más encendida, del hechizo más encrespante, y hasta de la imaginación. Para comprender a todo este nuevo mundo que surge de las manos de esta artista, basta con dejarse llevar por la fuerte corriente poética que surge del nombre y del contenido de cada uno de sus trabajos, y para que esta fiesta de lo imposible alcance su contenido, su mensaje total, hay que ver su "Recinto Mágico" donde todos sus recursos, los más curiosos y los más atractivos, se dan cita y convocan a la admiración, al asombro, y también a la felicidad. Porque lo creado por Leticia Prone convoca a todas estas virtudes, y a muchas más, conviertiendo en irreal a nuestro camino cotidiano, y en única a la experiencia que de ese modo experimentamos.
Por César Magrini. Escritor y Crítico de Arte
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